(San José, Costa Rica, 1955). Víctor Hugo Fernández es filólogo especializado en Literatura Comparada, ha sido periodista cultural y crítico de danza.
Miembro fundador del grupo literario Sin Nombre, que reunió a poetas y artistas de su generación en torno al movimiento de promoción del arte en espacios urbanos.
Dirigió el suplemento cultural “Ancora” del diario La Nación.
Es director fundador del proyecto Planeta Musical música y poesía por radio en Internet.
Ha publicado:
- Los poemarios Calicantos (1982)
- Las siete partes en que antiguamente se dividía la noche (1991)
- Los círculos del cuerpo (1992)
- Escala en Santa Rosa y otros trenes (2014)
- Genealogía de mi sombra (2016)
- Canciones para un Minotauro (2018)
- No todas las naranjas cantan igual (2019)
ELEGÍAS AL HERMANO
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Mi hermano se llamaba Jorge
ahora se llama duermevela,
se acostó a dormir hace unas noches
y desde entonces navega en mi memoria.
Tenía la cálida presencia
del mes de abril entre las flores
su brazo de arcángel no alcanzaba a los más próximos,
siempre comprometido con los ajenos.
Conversaba con la enfermera
que hacía guardia en los pasillos del hospital
donde se fue a morir desconsolado.
Tenía aires marciales en todo lo que hacía,
blandía la espada sin otro afán que afirmarse,
pero era incapaz de herir, a pesar de su hoja afilada.
Pensaba que bastaban solamente las palabras
para abrir zanja y conminar al día.
Era general retirado, oficial del servicio secreto
mitómano convencido,
de esos que bajan las estrellas con solo mencionarlo.
Mi hermano decidió morirse cuando menos lo esperaba,
Aún le faltaba conquistar el Everest
Y descender a las profundidades
De su propia inocencia.
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Los hermanos son ese otro que nunca fuimos
pero que llevamos dentro.
En ellos nos miramos como en un espejo,
nos asusta su independencia.
Tienen su propia sombra,
Se quejan de una sed ajena
Pero no pueden ocultar nuestros gestos.
En su sonrisa se esconde una alegría
Tan propia como la piel con que salimos a la calle.
Las horas pasan por sus cuerpos
Y parece ser que un reloj muy diferente
Determina el ciclo de sus días,
Pero en ellos nos miramos como en un espejo.
Son el agua bendita que protege la liturgia de los días,
Los hermanos son lo que nunca fuimos,
La boda con alguien desconocido,
Los hijos que nunca tuve
La profesión que nunca me interesó
La mar espléndida que desemboca
En la bahía donde me espera la bondad ajena.
Los hermanos son un dolor en el pecho,
Una pérdida dolorosa cuando menos lo esperamos.
lll
Tiene la marca en la frente
La cruz de ceniza anuncia su partida.
Despliega su mirada triste
Los ojos perdidos en la inmensidad oscura
De los caminos que se aproximan.
Llora en silencio,
Como lo hacen los hombres buenos
Como lo hacen los que saben que no hay retorno
Como lloran los que se rehúsan
A aceptar su destino inexorable,
Porque vivir es siempre una apuesta con los pájaros
Que vuelan lejos del invierno de los días.
El dolor lo habita y lo consume
No le da tregua
Le arrebata la poca energía
Que ya se le extingue.
La muerte se avecina,
ya se encuentra estacionada entre sus huesos,
hace escala en las vértebras
se anida en los pliegues de la carne
y se asoma cuando ya casi
se le agotan las palabras.
Tiene la marca en la frente
No dispone de brújula que lo oriente
Pero insiste en abrazarnos
Como si al hacerlo,
Acorralara a las moiras
Que bailan indiferentes,
Sobre la agonía de su historia.
[…] en Paraíso” realizado en Paraíso de Cartago en julio de 1999, con la participación de poetas de siete […]